En este artículo se narra cómo se realizaban o se siguen realizando algunas costumbres en Huancayo. Les recomendamos visitar la sección Danzas de Huancayo, Platos típicos de Huancayo entre otras secciones de esta web donde se pueden ver otras costumbres que se realizan muy a menudo en Huancayo.
Navidad en Huancayo
Muchas son las formas con las que los pueblos de la sierra celebran el nacimiento del Niño Jesús. En los diversos distritos del centro, desde la víspera hay reuniones familiares, baile de pastorcitos, de negritos, de grupos corales huayligias. En estas manifestaciones con recogimiento, ingenuidad y fe, muchas veces lo divino se confunde con lo pagano.
Pucará, distrito de Huancayo, por ejemplo, algunos años atrás, era costumbre que el gobernador armará un gran nacimiento en su casa y organizara una celebración navideña colectiva con la ayuda de familias piadosas y expertas.
Desde tempranas horas de la noche llegaban los vecinos notables y los invitados. Mientras las mujeres se ocupaban en los menesteres caseros, los hombres pasaban el tiempo en animadas conversaciones y algunas libaciones para “protegerse del frio”. Momentos antes de la media noche, en medio de los ajetreos de la concurrencia, la esposa del gobernador iba a su lecho a representar el parto divino a los quejidos y lamentos simulados de la “parturienta”, acudían atentas las señoras que tenían la fama de comadronas.
Llegada la hora, alguien que hacía de gallo cantaba anunciaba la buena nueva. Los concurrentes acudían presurosos al lecho donde encontraban muy bien acondicionado al robusto “niño”. Entonces todo le prodigaban atenciones y reverencias en tanto que la “Virgen María”, cumplido su cometido, pasaba a segundo orden.
El “niño Jesús” era trasladado a la iglesia para la misa de galio. El templo, repleto de gente, aguardaba el ingreso de la comitiva.
Los pastorcitos que bailaban y cantaban villancicos estaban ya congregados en el coro. Este grupo heterogéneo, llegado el momento, representarían a los animales del pesebre. Unos gorjearían como pajarillos, cantarían como gallos, balarían como corderillos; otros imitarían los bueyes, los asnos, en fin, a diversos animales. Un viejo organista que siempre luchaba con su desafinado instrumento era el conductor del variado conjunto.
Terminada la misa, la comitiva se trasladaba a la casa del gobernador para disfrutar del tradicional mondongo y continuar la fiesta navideña con todos los vecinos que libremente concurrían.
Marca de carneros y ganados
En los distritos y diferentes ciudades cercanas a Huancayo como en la misma ciudad, en los días de carnaval, en lomadas y pampas, se escuchaba la Tinya y la Huajra, en alegre y acompasado son. El ambiente se llenaba de colorido y fiesta, Entonces los corrales, un rito, un acontecimiento: el uish-cuchuy o marca de los carneros.
Cuando el sol estaba “arriba” se iniciaba el festejo en el que participaban familiares, vecinos, amigos y, sobre todo los pastores que cuidaban los rebaños con cariño y amor. La patrona, luciendo amplio faldellín, monillo de color, manta aterciopelada y sombrero blanco de paja, extendía mi mantel sobre hierba y, echaba coca, cajetillas de cigarrillos y botellas de aguardiente. Invitaban a los pastores y asistentes a sentarte, a gustar la coca, a vislumbrar el buen o el mal augurio de un nuevo año para el ganado.
Convidándose uno a otro, con parsimonia, se chacchaba en animada charla. Cada quien, con insistente afán, buscaba tras diminutos ramilletes de coca, mostrando un sentimiento de tristeza si no se hallaba en la calidad, número y forma deseada. En cambio, si se encontraban shuñayes diminutas hojitas en forma de retoño, ello era presagio de buena suerte, de abundante parición en el año venidero.
Las ovejas inquietas se arremolinaban en el corral. Concluido el rito introductorio dirigía la tarea se traía un borrego y una borrega. Se tumbaban a los animales y se les cortaba la parte de la oreja en “señal” del dueño, vertiendo la sangre en recipiente. Seguidamente el encargado de la tarea introducía restos de cigarro y coca, empapadas en aguardiente, en la boca de la oveja que balaba inconsolablemente.
Las copas de aguardiente seguían una ininterrumpida vuelta. La chicha de jora refrescaba las secas gargantas. Se escuchaban bromas, voces, gritos, risas, a la vez que la tinya y la huajra continuaba con la música de fondo.
Luego aparecía la patrona con regalos para los pastores: guaguas y hualijas horneadas, frutas, dulces y otros obsequios. Se colocaban largas sartas de frutas y adornos terciadamente en cada uno de los pastores. Había bulla y algarabía en el ambiente. Los recibían dulces y zapatos que agradecían en silencio con el brillo de sus ojos. La tinya continuaba con sus golpes secos y la huajra esparcía su tono agudo y potente a la distancia. Los pastores bebían aguardiente y las pastoras más animadas con voz chillona entonaban canciones de tono quejumbroso y letra satírica.
El sol, próximo al ocaso, cubría los cerros de un leve matiz naranja. Ya los últimos pares de ovejas se acercaban al torturador suplicio de la marca dejando parte de sus orejas. A poco la oscuridad se asomaba por el este, mientras las pastoras y pastores con voz cansada entonaban sus canciones se efectuaba el señal pacay, enterrando en el corral la vasija colmada con los retos de las orejas de los carneros, la coca chacchada y la sangre acumulada.
La oscuridad cubría el campo, la chacra, el corral y el patio. La ceremonia había concluido. Sólo se escuchaba la voz ebria de unos cuantos rezagados que insistían en prolongar la fiesta.
Feria Dominical de Huancayo
Esta feria es una de las más representativas de Huancayo, se viene realizando en la avenida Huancavelica donde viene usando más de doce cuadras, en la feria se puede encontrar todo tipo de artesanía, ropa, electrodomésticos, comidas entre muchas otras cosas propias de la región y de la ciudad.
Otras costumbres de Huancayo
- El Santiago.
- El Huaylash.
- La platería.
- El cortamonte.
- La pachamanca, entre otros.